EL
COMENTARIO
Frecuentemente, en la cotidiana labor
académica, es necesario trabajar, por ejemplo, con un artículo, una película o
un material sonoro. Desde el punto de
vista metodológico, queremos que el estudiante establezca una búsqueda
subjetiva de un tema o temas y se pregunte por su trascendencia en el contexto
de su propia vida. Se piensa, entonces,
en una tipología que logre concretar algunas valoraciones, algunas impresiones
que ayuden a que el estudiante tenga preparado un repertorio de ideas con unos
fundamentos, para que sea el insumo para un coloquio, un debate o una mesa
redonda.
La nominación de “comentario” aquí bosquejada no se refiere al recurso periodístico,
sino que toma algunas de sus características para darle un uso académico en la Universidad. La utilización de esta
herramienta es útil como iniciativa motivadora de la discusión y el diálogo en
el aula de clase. Por consiguiente, el
comentario, como práctica escritural, funciona como etapa básica para la
presentación de conceptos y proposiciones teóricas que, sin lugar a dudas,
prepara un camino vital para que el encuentro académico se convierta en un
verdadero espacio dialógico, donde el estudiante pueda plantear opiniones con
un soporte argumentativo, producto de la elaboración del comentario. Al respecto hay teóricos que afirmen que para
llegar a asir de algún modo un conocimiento acerca de la literatura, es
necesario, primero, leer obras o discursos varios que hablen de estas obras y,
segundo, con un sentido lógico y constructivo, mediante el comentario de
textos. Justamente, algunos periodistas
describen el comentario como un “género”
dedicado a la opinión con trascendencia al
mundo de las ideas y, del mismo modo, le dan apelativos tales como
razonador, analítico, enjuiciativo y valorativo.
Como tipología textual en el ámbito
universitario, el comentario funciona con ese enfoque valorativo que compromete
al autor en la discusión y no lo obvia como sujeto pensante, eximiéndolo así de
la condición malsana de “tábula rasa”.
A continuación, se presentan algunas
pautas que pueden ser útiles tanto en la elaboración y aprovechamiento del
comentario como tipología textual:
En el libro “Cómo se produce el texto escrito”, Marina Parra (1996), define el
comentario como un tipo de creación cuya característica primordial es la
valoración (entiéndase valoración como el evento donde aparecen una serie de
conceptos foráneos en pugna con unos conceptos dominantes que hacen parte del
constructo del sujeto). Por tal motivo,
quien valora el texto (el estudiante), debe iniciar una evaluación tanto de la
fuente como de sí mismo, para lograr instaurar una perspectiva coherente y
madura de su opinión.
Cuando el estudiante “comenta” un texto,
se exige al máximo, puesto que el resultado de sus estimaciones será un texto
inédito y propio que deviene de un ejercicio de pensamiento, tanto de síntesis
como de análisis: el comentario sería la consecuencia del encuentro del texto
de referencia con su propio texto: su saber.
En este sentido, el tema que se asume en la clase será abordado, no sólo
desde la exigencia del currículo, sino también desde el conjunto de sistemas
económicos, políticos y sociales que hacen parte de la cotidianidad del
estudiante, impidiendo así que el trabajo académico sea un sinónimo de lo
extraño, lo impertérrito y lo lineal.
Asimismo, tal y como lo plantea Marina
Parra, el comentario, además de valorar el contenido del texto, reflexiona
sobre su estructura. De tal suerte que,
quien escribe el texto consigue identificar si éste es coherente; si su
organización o su estructura tiene implicaciones con el sentido; si es ambiguo,
confuso, claro; si el uso que hace de la lengua es el adecuado para este tipo
de temas. Por tanto, al terminar la
escritura del comentario, el estudiante estará en condiciones de lanzarse al
tercer nivel de lectura, en la medida en que pasa de la mera literalidad del
texto de referencia y su profundidad analítica a una etapa consciente de
conexión con su mundo y las posibilidades propositivas que el logre concebir.
Características
del comentario
-
Su
estructura es narrativa y argumentativa al mismo tiempo, dado que, además de
narrar algunas particularidades del texto, el estudiante deberá propiciar un
ambiente de convencimiento en el lector.
Esta certeza por parte de quien lee, no estará instalada puramente en la
veracidad de las ideas, sino en la solidez y madurez de los argumentos.
-
Aunque
en los comentarios periodísticos el uso de la primera persona no es
recomendado, el comentario académico, por el contrario, reclama una apropiación
semántica y sintáctica de la opinión, la cual debe quedar explícita con el uso
de la primera persona (yo considero, yo
pienso, yo creo). El docente puede
percibir así al estudiante como “sujeto cognoscente”.
-
El
lenguaje del comentario debe ser sencillo, vivaz, sin grandilocuencias. El sentimiento no debe ser un obstáculo para
el sentido común, y sí una prueba fehaciente de una construcción comprensible e
íntima.
-
Teniendo
presente que es el estudiante el locutor
del comentario, es decir, quien lo ha hecho discurso, el léxico deberá
responder a la academia. Dicho de otra
manera, que el uso de unas palabras en particular surja de una reflexión del
rol que el estudiante tiene en el aula de clase y en su universidad. El lenguaje será, en conclusión, el de un
“académico” en formación.
-
Se
recomienda que el comentario sea de máximo dos cuartillas y que, tanto las
oraciones como los párrafos, sean cohesivos, coherentes, concisos y breves.
Estructura
del comentario
- Introducción:
el planteamiento del tema.
- Desarrollo:
se definen y despliegan los diferentes subtemas que surgen del tema
principal, y se empieza a dar rienda suelta a los juicios.
- Conclusión:
se finaliza el comentario con un juicio que sintetice las percepciones del
autor en complicidad con las del punto de referencia. Incluso éste puede
terminar por plantear soluciones e hipótesis.
Bibliografía
PARRA, MARINA. (1996). Cómo se produce el texto escrito. Bogotá, Magisterio.
SANTAMARÍA, LUISA. (1990). El comentario
periodístico. Madrid, Paraninfo.
Serafini, María T. (1995). Cómo
redactar un tema. Barcelona, Paidós.
DEL GRILLO, MARÍA DEL CARMEN. (2004). Los textos informativos. Buenos
Aires, La Crujía.
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