martes, 26 de mayo de 2015

TEORÍA COMENTARIO


EL COMENTARIO


Frecuentemente, en la cotidiana labor académica, es necesario trabajar, por ejemplo, con un artículo, una película o un material sonoro.  Desde el punto de vista metodológico, queremos que el estudiante establezca una búsqueda subjetiva de un tema o temas y se pregunte por su trascendencia en el contexto de su propia vida.  Se piensa, entonces, en una tipología que logre concretar algunas valoraciones, algunas impresiones que ayuden a que el estudiante tenga preparado un repertorio de ideas con unos fundamentos, para que sea el insumo para un coloquio, un debate o una mesa redonda.

La nominación de “comentario” aquí bosquejada no se refiere al recurso periodístico, sino que toma algunas de sus características para darle un uso académico en la Universidad.  La utilización de esta herramienta es útil como iniciativa motivadora de la discusión y el diálogo en el aula de clase.  Por consiguiente, el comentario, como práctica escritural, funciona como etapa básica para la presentación de conceptos y proposiciones teóricas que, sin lugar a dudas, prepara un camino vital para que el encuentro académico se convierta en un verdadero espacio dialógico, donde el estudiante pueda plantear opiniones con un soporte argumentativo, producto de la elaboración del comentario.  Al respecto hay teóricos que afirmen que para llegar a asir de algún modo un conocimiento acerca de la literatura, es necesario, primero, leer obras o discursos varios que hablen de estas obras y, segundo, con un sentido lógico y constructivo, mediante el comentario de textos.  Justamente, algunos periodistas describen el comentario como un “género” dedicado a la opinión con trascendencia al  mundo de las ideas y, del mismo modo, le dan apelativos tales como razonador, analítico, enjuiciativo y valorativo.

Como tipología textual en el ámbito universitario, el comentario funciona con ese enfoque valorativo que compromete al autor en la discusión y no lo obvia como sujeto pensante, eximiéndolo así de la condición malsana de “tábula rasa”.

A continuación, se presentan algunas pautas que pueden ser útiles tanto en la elaboración y aprovechamiento del comentario como tipología textual:

En el libro “Cómo se produce el texto escrito”, Marina Parra (1996), define el comentario como un tipo de creación cuya característica primordial es la valoración (entiéndase valoración como el evento donde aparecen una serie de conceptos foráneos en pugna con unos conceptos dominantes que hacen parte del constructo del sujeto).  Por tal motivo, quien valora el texto (el estudiante), debe iniciar una evaluación tanto de la fuente como de sí mismo, para lograr instaurar una perspectiva coherente y madura de su opinión.

Cuando el estudiante “comenta” un texto, se exige al máximo, puesto que el resultado de sus estimaciones será un texto inédito y propio que deviene de un ejercicio de pensamiento, tanto de síntesis como de análisis: el comentario sería la consecuencia del encuentro del texto de referencia con su propio texto: su saber.  En este sentido, el tema que se asume en la clase será abordado, no sólo desde la exigencia del currículo, sino también desde el conjunto de sistemas económicos, políticos y sociales que hacen parte de la cotidianidad del estudiante, impidiendo así que el trabajo académico sea un sinónimo de lo extraño, lo impertérrito y lo lineal.

Asimismo, tal y como lo plantea Marina Parra, el comentario, además de valorar el contenido del texto, reflexiona sobre su estructura.  De tal suerte que, quien escribe el texto consigue identificar si éste es coherente; si su organización o su estructura tiene implicaciones con el sentido; si es ambiguo, confuso, claro; si el uso que hace de la lengua es el adecuado para este tipo de temas.  Por tanto, al terminar la escritura del comentario, el estudiante estará en condiciones de lanzarse al tercer nivel de lectura, en la medida en que pasa de la mera literalidad del texto de referencia y su profundidad analítica a una etapa consciente de conexión con su mundo y las posibilidades propositivas que el logre concebir.


Características del comentario

-       Su estructura es narrativa y argumentativa al mismo tiempo, dado que, además de narrar algunas particularidades del texto, el estudiante deberá propiciar un ambiente de convencimiento en el lector.  Esta certeza por parte de quien lee, no estará instalada puramente en la veracidad de las ideas, sino en la solidez y madurez de los argumentos.

-       Aunque en los comentarios periodísticos el uso de la primera persona no es recomendado, el comentario académico, por el contrario, reclama una apropiación semántica y sintáctica de la opinión, la cual debe quedar explícita con el uso de la primera persona (yo considero, yo pienso, yo creo).  El docente puede percibir así al estudiante como “sujeto cognoscente”.

-       El lenguaje del comentario debe ser sencillo, vivaz, sin grandilocuencias.   El sentimiento no debe ser un obstáculo para el sentido común, y sí una prueba fehaciente de una construcción comprensible e íntima.

-       Teniendo presente que es el estudiante el locutor del comentario, es decir, quien lo ha hecho discurso, el léxico deberá responder a la academia.  Dicho de otra manera, que el uso de unas palabras en particular surja de una reflexión del rol que el estudiante tiene en el aula de clase y en su universidad.  El lenguaje será, en conclusión, el de un “académico” en formación.

-       Se recomienda que el comentario sea de máximo dos cuartillas y que, tanto las oraciones como los párrafos, sean cohesivos, coherentes, concisos y breves.


Estructura del comentario

  1. Introducción: el planteamiento del tema.
  2. Desarrollo: se definen y despliegan los diferentes subtemas que surgen del tema principal, y se empieza a dar rienda suelta a los juicios.
  3. Conclusión: se finaliza el comentario con un juicio que sintetice las percepciones del autor en complicidad con las del punto de referencia. Incluso éste puede terminar por plantear soluciones e hipótesis.


Bibliografía

PARRA, MARINA. (1996). Cómo se produce el texto escrito.  Bogotá, Magisterio.

SANTAMARÍA, LUISA. (1990). El comentario periodístico. Madrid, Paraninfo.

Serafini, María T. (1995). Cómo redactar un tema. Barcelona, Paidós.


DEL GRILLO, MARÍA DEL CARMEN. (2004).  Los textos informativos. Buenos Aires, La Crujía.

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