EL CONSUMISMO EN LA
SOCIEDAD ABRUMADORA
LUZ OVEIDA SOLARTE FERNANDEZ
PRESENTADO A:
GUSTAVO ADOLFO MONCAYO MORA
UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES ADMINISTRATIVAS
CONTADURÍA PÚBLICA
INSTITUCIONAL III
POPAYÁN
2015
EL CONSUMISMO EN LA SOCIEDAD ABRUMADORA
“Nos hallamos en una situación
en la que, de modo constante,
se nos incentiva y predispone a actuar de
El libro “los retos de la educación en la
modernidad liquida” escrito por Zygmunt Bauman sociólogo y filósofo, siendo uno
de los pensadores más originales que ha
producido el siglo XX, el autor Afirma que los modelos, valores, creencias y
prácticas generales de vida que caracterizaron la modernidad heredada de la era
industrial y el ascenso del capitalismo, se transformaron de manera radical;
entre ellos, señala algunos cambios; el síndrome
de la impaciencia caracteriza al
individuo promedio en el mundo
postcapitalista, donde esperar es insoportable. Su
originalidad es paradójica porque no es un completo innovador sino que ofrece
nuevas perspectivas de teorías sociológicas clásicas y contemporáneas. Como por ejemplo: formas de privilegio
para acceder al mercado de bienes y servicios asociados a cosas materiales y
actividades que antes había que hacer y ahora se pueden comprar. Tareas
consideradas molestas, incómodas y que consumían tiempo valioso, hoy se pueden
adquirir si se tiene el dinero para ello. Por tal razón analizare los temas
sobre la educación en sentido sólido, el tiempo, la educación como adquisición
de un producto, vínculos humanos, breve satisfacción de tecnologías y por
último la ética del trabajo, basado en
el libro los retos de la educación en la
modernidad liquida, escrito por: Zygmunt Bauman.
Partiendo de
la
posición actual como consumidores sin tiempo que perder, Bauman señala que los
jóvenes son muy atentos, saben cambiar de dirección fácilmente, adaptarse a circunstancias variables, de
inmediato se actualizan, de ello depende su supervivencia. “la educación en el
sentido solido; como promesa de futuro”[2]; suelen ser escépticos frente a las tendencias
del mundo actual, por ello la educación en sentido sólido como promesa de futuro es
duramente cuestionada y sustituida a lo largo de la vida, esto lógicamente
redunda frente a la sociedad entera ya que con lleva a desgastes, psíquicas, intelectuales,
sicológicos inversamente proporcionales al vaciamiento de la educación. Cada sujeto,
en lo particular, en lo social y culturalmente podrá reajustar el significado
del tiempo.
Es
evidente que, esperar se ha convertido en algo intolerable; según Bauman el
tiempo es un fastidio, no hay ninguna necesidad ni obligación de sufrir tales
molestias de buen grado. El tiempo ha llegado hacer un recurso cuyo gasto se
considera innecesario, justificable e intolerable, en donde hasta la sopa viene
instantánea y no hay la necesidad de
prepararla y cocinarla, “en nuestros días toda demora, o espera se ha
convertido en un estigma de inferioridad”[3], cada vez todo se hace más
fácil para el hombre con tal de ahorrar el tiempo y no desperdiciarlo; llegando
a considerar la educación como un producto lo que es un desaire a la sociedad
humana, una violación a los derechos humanos. El apetito del conocimiento
debería hacerse gradualmente más intenso a lo largo de nuestras vidas, a fin de
que cada individuo continúe creciendo y sea cada vez una mejor persona.
Nadie
puede ignorar que, el conocimiento
en la modernidad liquida haga referencia a los productos que adquirimos cada
vez son más remplazados con otros nuevos que aparecen en el mercado más
sofisticados, más modernos y con tecnologías avanzadas. “la educación debía encargarse como la
adquisición de un producto”[4]; todas las demás posesiones, podía y debía atesorarse y
conservarse para siempre. Los cambios están provocando la soledad del individuo
y que poco a poco vamos perdiendo como seres humanos la necesidad de
convivencia en la sociedad. El ascenso en la jerarquía social se mide por la
creciente habilidad para obtener lo que uno quiere. El conocimiento antes tenía
valor puesto que se esperaba que durara,
así como la educación tenia valor en la medida en que ofreciera conocimiento de
valor duradero. Hoy en día el conocimiento es una mercancía.
Está
claro que, bien se comprende que la
modernidad nos plantea; la modernidad temprana. (sólida y estable) que
representa la autodeterminación que significa vivir fiel a su clase, ello en el
marco de la división de clases como una consecuencia del acceso desigual a los
recursos necesarios para hacer efectiva la autoafirmación y la cual promueve el
colectivismo y los intereses comunes.
Modernidad liquida y fluida, “En
el mundo de la modernidad liquida, la solidez de las cosas, como ocurre con la
solidez de los vínculos humanos”[5]. La modernidad líquida es una figura del cambio y de la
transitoriedad; los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran.
Mientras que los líquidos se transforman
constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la
liberalización de los mercados. Bauman no ofrece teorías o sistemas
definitivos, se limita a describir nuestras contradicciones, las tensiones no
sólo sociales sino también existenciales que se generan cuando los humanos nos relacionamos.
A primera
vista, el texto anuncia que de pronto queremos adquirir todo lo que vemos o leemos, por ejemplo las revistas de
modas incitando al lector a dejar de utilizar lo que se tiene para remplazarlo
por algo nuevo o lo que está de moda y
no solo las revistas también los medios de comunicación, como el internet entre
otros. “el destino de la mercancía es perder valor de mercado velozmente y ser
reemplazada por otras versiones nuevas y mejoradas”[6]. Esto se ha convertido para nuestra sociedad
algo abrumador, e inevitable, tener el mejor móvil con las versiones más nuevas
mejoradas, la mejor tendencia de ropa, entre otros productos y artículos que
salen al mercado. Los productos vienen con la vida útil más corta para
beneficio del mercantilista, entre la tecnología sea más nueva y más desechable
mejor. El consumismo de hoy no se define por la acumulación de cosas sino por
la breve satisfacción de ellas.
Dado que para Bauman, la cruzada por la
ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo,
salvo en el nombre; una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en
homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se
ajustaba a sus propios principios de moral. “La marcha triunfal del
conocimiento a través del mundo habitado por los hombres”[7], La ética del trabajo era una aberrante
grosería; responsabilizar a los pobres de su pobreza gracias a su falta de
disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal; lo
que provoca su castigo ante el pecado es uno de los últimos servicios de la
ética del trabajo a la sociedad de consumidores.
Para concluir, el libro es muy
interesante, nos brinda muchos conocimientos actuales, es una reflexión sobre
los retos que vive la educación contemporánea frente a la sociedad líquida,
capitalista, consumista y globalizada. Comenta la crisis profunda de la
educación sólida a partir de una mirada hacia la contemporaneidad y sus
parámetros de valor y de demanda educativa. Propone la necesidad de situarse
fuera de la trampa economicista para que saberes y quehaceres puedan construir
una nueva ciudadanía. El síndrome de la impaciencia deja unas enseñanzas muy
claras, el tiempo acelerado
de la sociedad contemporánea (modernidad líquida) se refleja en todo, en la
producción y en el consumo. Esa aceleración genera la impaciencia, toda demora,
dilación o espera se ha transformado en un estigma de inferioridad, se trata de obtener lo que uno quiere
sin pérdida de tiempo.
En
cuanto al conocimiento, la educación tenía su valor conectado al conocimiento
duradero, en esto se basaba la excelente formación de una persona culta. En la
modernidad liquida lo duradero no tiene encanto, el consumismo no se define por
acumular cosas sino en el breve goce de ellas. Hay que librarse de las
posesiones y de los vínculos de larga duración. Lo duradero implica compromiso,
obligación, responsabilidad, por lo tanto hay que deshacerse de las cosas (del
conocimiento y de las personas), tirarlas a la basura, descartarlas, cambiarlas
por nuevas. Bajo esta perspectiva, el conocimiento debe ser algo instantáneo,
ameno, ligero, circunscrito a un contexto concreto e inmediato. Esto porque es
visto como una mercancía que debe aportar novedad y tiene su valor en lo
diferencial respeto al conjunto de saberes. El destino de las mercancías es
perder su valor rápidamente con el fin de beneficiar al capitalista y de paso, incitar al consumidor con rigurosas novedades
a consumir cada vez más.
[2] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zygmunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 14
[3] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zygmunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 22.
[4] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zymunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 26
[5] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zymunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 28
[6] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zymunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 30
[7] los retos de la educación en la
modernidad liquida, Zymunt Bauman, editorial Gedisa S.A, 2005, p. 41
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